cubriéndonos de humedad.
La ropa pegada a nuestros cuerpos
pedía a gritos salir de ese lugar.
El frío comenzó a invadir nuestra piel
y el deseo de calor nos impulsaba a abrazar.
Quedamos atrapados entre el tiempo y el espacio,
quien nos invitaba a bailar a su propio compás.
Te miraba con el rostro completamente mojado.
Eras como un niño deseando jugar.
Tomabas mi mano para acercarme a tu cuerpo
y en medio de los chubascos volverme a besar.
Un día de tormenta que inventó mi soledad.
Imágenes expuestas liberando aquella ansiedad.
Aun sueño despierta y en mis fantasías...
siempre estarás.